Ganar o perder
- Minerva
- 22 sept 2017
- 3 Min. de lectura
¿Cuál es la actitud que tomas ante una victoria? ¿Y ante una derrota? Estás dos preguntas pueden revelar mucho de uno mismo en cuanto a cómo sabemos gestionar las emociones.
Los sentimientos negativos:
Lo más común es que ante una derrota nos sintamos mal, llenos de sentimientos negativos que no aportan nada. En cambio, con la victoria, la euforia nos inunda y genera una sensación agradable. ¿Pero sabes cómo gestionar esas emociones? Hoy en día tenemos demasiados ejemplos de conductas poco deportivas en ambos casos, sin importar si es un club grande o pequeño. Los jugadores, en muchos casos, no saben controlar ni gestionar de forma óptima estas emociones. A veces se ve influenciado por la edad de estos, ya no es nada extraño ver a jugadores profesionales que no llegan ni a la mayoría de edad. Este factor (a priori) puede parecer un dato inútil, pero todos hemos pasado por esas etapas de la vida y podemos entender el tornado de emociones que nos envuelven. Aunque cabe resaltar que esto no es excusa para muchos de los comportamientos que se ven.
El dolor de la derrota:
Por desgracia, hay muchas personas que siguen sin entender que una derrota es un aprendizaje. El deporte de élite (ya sean los eSport o los deportes tradicionales) se ha enfocado a la obtención de las mejores marcas y al aumento de la competitividad. Esto puede ser algo provechoso si se mira desde una perspectiva positiva: al aumentar la competitividad se mejora el espectáculo y los resultados. Lo malo es que esa visión positiva tiene un lado oscuro, ya que ese enfrentamiento trae consigo un aumento de la frustración cuando no se gana. Perder es el 50% de posibilidades en un enfrentamiento, es una de las posibilidades. Obviamente existen muchas variables, pero la derrota es algo que siempre acompañará a los jugadores. Durante la etapa de deporte educativa se deben inculcar los valores positivos de una derrota, enseñar a gestionarla como un proceso de continuo aprendizaje. En estos primeros años deportivos, los jugadores deben ver que la postura tiene que ser positiva.
Es fundamental tener en cuenta que se puede perder por enfrentarnos a un rival superior o por no rendir adecuadamente ese día. En ambos casos no se debe centrar en buscar un único motivo ni obsesionarse con el ‘’por qué’’. Esa derrota nos va a enseñar cuáles son nuestras debilidades y veremos que es aquello que debemos mejorar. Ganar no siempre es sinónimo de un buen trabajo, llegándose a convertir en un arma de doble filo.
Nunca se debe atacar al rival por haber ganado, ellos han realizado su trabajo y se les debe reconocer. Por mucho que arremetas contra ellos fuera del campo de batalla, seguirán siendo los victoriosos. La ira no puede rebosarse hacía esto último (es un gasto de energía inútil), se tiene que fijar un objetivo para obtener un foco de atención cuando ocurra. Tampoco se trata de llenarse la cabeza de críticas destructivas, para ser eficaz hay que corresponder en buscar la crítica constructiva que nos lleve al buen camino. Como tampoco vale pensar (dentro de los equipos) que es culpa de los compañeros: se gana todos juntos y se pierde todos juntos. Todos sois herramientas de una máquina más grande que funciona en armonía, siendo esto básico para aprender a jugar en equipo.
La euforia de la victoria:
La mejor sensación de todas: ganar al contrario y ser los mejores, pero no siempre se gestiona de forma positiva. Es muy normal tener encontronazos con ellos por la adrenalina y la competitividad. Es inviable llegar a humillar al contrario tras haberle ganado y lo ocurrido en la partida allí se queda. No sirve de nada trasladar el conflicto más allá de un partido, puesto que es mucho más honorable buscar solución. Felicitar al contrario por su buen trabajo y aceptar la derrota es un buen punto de partida para mejorar nuestra actitud.
Siempre hemos escuchado que es importante saber perder, pero es una obligación mostrarnos humildes al ganar. El respeto es primordial para mejorar como profesional del sector y hacernos respetar por nuestra buena conducta. Ya he dicho que ganar no siempre significa haber hecho un gran trabajo, hay muchas variables por las que podemos conseguir un buen resultado De todo lo dicho deriva la importancia de la buena gestión de sentimientos y de aquí el interés de los principales equipos por formar a jugadores desde edad temprana.
¿Vosotros como gestionáis vuestras emociones? Podéis contárnoslo mediante Twitter, usando el hashtag #FeelTheHunt. Queremos escuchar vuestra opinión, lobitos.
P.D.: quiero agradecer a @budatalents por su artículo ‘’Cómo afrontar las derrotas’’ (https://esportstalents.es/2016/12/07/108/), el cual ha facilitado esta redacción. Os recomiendo su l
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